Imagen: Adam Moreira en Wikimedia Commons

Spirit Airlines es una aerolínea estadounidense de vuelos de bajo coste con sede en Florida que opera numerosas rutas nacionales e internacionales, estas últimas especialmente a países del Caribe y América Latina. No es una compañía pequeña, pues su flota está compuesta por sesenta y un aviones, pero ello no impide que sea el centro de muchas polémicas, un poco al estilo de Ryanair aquí.

Ello se debe a sus estrambóticas campañas de márketing y publicidad a base de juegos de palabras (ofrecer un trío para anunciar 3 x 1, buscar por sus destinos a Jimmy Hoffa, un gánster-sindicalista desaparecido hace décadas, etc) y a las estrictas condiciones de sus reservas, que incluyen pagar por cada maleta facturada, por hacer el check-in en el aeropuerto en vez de on-line, por la elección de asiento, etc.

Todo ello ha situado a Spirit Airlines como la aerolínea número uno en quejas presentadas ante el Departamento de Transporte de los Estados Unidos, según las estadísticas, sumando tres veces más que la siguiente aerolínea y cientos de miles de dólares en multas por vulnerar los derechos del consumidor.

Y la compañía, haciendo gala una vez más de su falta de complejos, ha cogido al toro por los cuernos y realizado una encuesta entre los viajeros para averiguar cómo se concretan esos odios. Se elaboró el pasado verano y no se centraba exclusivamente en Spitit sino en todo aquello que detestasen los usuarios al viajar en avión.

En pocos días participaron unos 30.000 pasajeros, que a cambio recibieron 8.000 millas del plan de fidelización. Las conclusiones del llamado Hate Report sorprenden un poco porque resulta que Spirit no es, como se creía, la peor considerada y, en cualquier caso, la mayoría no se libra de las críticas.

En efecto, Southwest Airlines es la que acumula la mayoría de las quejas, sobre todo respecto a sus asientos (36%), seguida del servicio de United Airlines (22%), los retrasos de US Airways (22%), las tasas de Spirit (18%) y los costes de Delta Air Lines (11%). Con cierta sorna, Spirit dice en el informe dice que cobrando un 40% más barato se puede aprender a amarla y que al menos reconoce sus fallos.

O sea, que los odios de la gente se extienden a las líneas aéreas en general y a la práctica totalidad de los aspectos que caracterizan viajar en avión: el escaso espacio para las piernas y casi todo lo referente a los asientos (20%), las pérdidas de equipaje (16%), la atención al cliente (15%), los retrasos (15%), las tasas (12%), la comida (5%)…

Más información: Spirit Airlines Hate Report

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