Cuando se planea un safari por África suele pensarse en Kenia, Tanzania o Sudáfrica, que son los destinos más visitados y, por tanto, los mejor preparados para el turismo: Serengeti, Ngorongoro, Masai Mara, Kruger… Pero buscando con calma (y rascándose algo más el bolsillo, también es verdad) se pueden encontrar lugares en este continente que no son tan populares aunque sí igual de fascinantes o más.
Uno de ellos, sin duda, es el de las Cataratas Murchinson, ubicadas en el parque homónimo, declarado como tal en 1952 (aunque ya era reserva protegida desde 1926), y que hoy es el mayor de Uganda con sus 3.840 kilómetros cuadrados. Circular por sus senderos es una garantía de observación de todo tipo de fauna, desde los grandes mamíferos como el elefante, el búfalo o el león a la ingente cantidad de especies de aves, pasando por antílopes, gacelas y jirafas, entre otros muchos.
Pero la principal atracción está en las cataratas. No son especialmente grandes, pues se trata de una garganta de poco más de 7 metros de ancho y 43 de alto. Pero se da la circunstancia de que por ese estrecho canal tiene que pasar todo el Nilo en su camino hacia el norte, a Sudán y Egipto, por lo que el flujo de agua es de 300 metros por segundo, el de mayor potencia natural del mundo. Y eso que en 1962 una fuerte crecida dio lugar a otra cascada unos cientos de metros más allá, la Ofuru, también bonita pero más ancha, más típica.
La catarata fue descubierta por Samuel Baker en 1864 cuando, en compañía de su mujer Florence, exploraba ese tramo del río desde el lago Alberto (que también había descubierto poco antes) hasta el Victoria. El nombre se lo puso en honor a Sir Roderick Murchinson, presidente de la Royal Geographical Society de Londres, entidad que financiaba su viaje, si bien en tiempos de Amín se rebautizó al lugar como Kabarega, en memoria de un antiguo rey de Buganda.
Espuma, remolinos y el ruido atronador del agua al caer convierten la visita en un espectáculo inolvidable, con la ventaja de que se pueden ver desde abajo (en safari fluvial) y desde arriba, asomándose al borde mismo de las rocas. Puedes buscar vuelos para asistir a tan fantástico espectáculo.